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A gusto con la vida

martes, 19 de septiembre de 2017

A veces me pregunto ¿cuánto necesita una persona para ser feliz, para sentirse satisfecha, para encontrarse “a gusto con la vida”?

No somos conscientes en muchas ocasiones de todo lo que tenemos, de todas las cosas que están bien a nuestro alrededor, de las miles de herramientas disponibles para poder ser todo lo feliz posible.

Y es verdad que la vida es complicada, tras una ruptura de pareja nuestro universo se hunde, desaparece y no vemos salida alguna, ¡nuestras vidas dan un giro de ciento ochenta grados!

Sí, es verdad, no se puede negar que coexiste con cada uno de nosotros el sufrimiento, la tristeza, la rabia…pero considero que forma también parte de la vida, del camino hacia una “buena vida”.

Ante estos momentos oscuros podemos ser conscientes y coherentes a la hora de dar un paso al frente, es decir, son nuestras decisiones las que determinarán el destino de nuestras vidas.

Las parejas inmersas en un proceso de divorcio deben entender que, es en estos momentos donde debe primar el sentido común y tomar decisiones que favorezcan a todos los miembros de la unidad familiar.

Es difícil no pensar en uno mismo y dejarse llevar por el enfado y la ira pero lo que se decida en un momento así puede tener consecuencias irreversibles en el futuro.

Nuestras decisiones no sólo afectan nuestras vidas, también las de nuestros hijos que ven en nosotros un modelo a seguir, una forma de resolver las situaciones cuando las cosas se ponen feas.

Creo que esta es la mejor reflexión que podemos hacer cuando nos surgen las dudas y nos dan ganas de romper con todo y con todos.

Son ellos, los hijos, los que merecen que decidamos responsablemente, los que necesitan que convirtamos los problemas en oportunidades de mejora, los que nos ven como maestros de vida, VIDA que también se complicará y tendrán que resolver pero ¿de qué modo? quizás tal y como resolvimos nosotros…

Merece la pena no quedarse a vivir en el enfado para siempre, agradecer todo lo bueno que todavía conservamos y continuar el recorrido con la cabeza muy alta, orgullosos de que las cosas se están haciendo del mejor modo, desde el respeto por la familia que todavía somos.

“Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos, procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos”

Daniel Defoe.

 

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