Un Cuento hecho realidad...

Los cuentos de “Carlota es feliz” nacieron como voluntad de concienciar  sobre la importancia de llevar a cabo divorcios responsables basados en el respeto y la cooperación de los padres que apuestan por el bienestar de los hijos y el equilibrio ante una nueva situación familiar.

Estos cuentos se basan en hechos reales que después reciben una pincelada de color para poder ser trasladado al mundo de los pequeños y transmitir así un mensaje claro y sencillo.

En ellos se tratan algunos de los aspectos más importantes del proceso de separación con niños. Es, precisamente,ese momento el punto de partida de la primera historia,  a partir de la cual se trabajan  las nuevas realidades familiares con las que convivirán los protagonistas.

Estos cuentos surgieron al comenzarmi propio proceso de divorcio con mi ex mujer y con una pequeña de cuatro años en común.De esto  hace ya ocho años. Recuerdo que los primeros pasos en el camino de la separación fueron dolorosos e incluso un poco torpes. Fruto, a menudo, de bienintencionados consejos de terceros que hacían más mal que bien y de muchas emociones a flor de piel. Empezamos a actuar como hacen muchas parejas en esta situación; rematadamente mal.

Como padres, nos percatamos de las primeras señales de alarma que nos lanzaba nuestra hija y  empezamos a cooperar para resolver en común los mismos problemas que se dan en cualquier otro tipo de familia.Nos hicimos corresponsables de la toma de decisiones que tenían que ver con nuestra pequeña. Siempre pensando primero en lo que era mejor para ella. Aprendimos  a escuchar de forma activa a nuestra hija, al igual que hacen la mamá y papá de los cuentos de “Carlota es feliz”

Y así, poco a poco, poniendo cada uno de nuestra parte, mi ex mujer y yo establecimos una serie de pautas y de acuerdos aplicamos una sencilla fórmula: dejamos en un segundo plano nuestros intereses personales y establecimos como prioridad el interés de nuestra hija. A partir de ese momento y viendo el buen resultado que en su desarrollo se producía, empezamos a vivir nuestro divorcio,como un proceso de cambio y no como un proceso de ruptura. Y, por descontado, la comunicación entre nosotros fue a mejor, incluida la que tenemos con nuestra pequeña. De esa manera seguimos pensando y actuando.

Anoche mismo, acompañé a nuestra hija a casa de su mamá, donde vive con su nuevo marido.  Estuvimos los cuatro sentados en la cocina debatiendo y tratando de resolver un conflicto que nuestra hija tenia en clase con una compañera. Los tres adultos, escuchamos y aportamos lo que ,desde nuestra experiencia y buen hacer, pudimos como padres y como marido de su madre. No es una situación que se dé muy a menudo en nuestro día a día, pero estoy seguro de que entre los tres le ofrecimos apoyo, comprensión y ayuda. Creo que el resultado de la conversación fue satisfactorio para todos.

No ha sido un camino fácil llegar hasta aquí, pero desde el momento en que dejamos de mirarnos el ombligo y empezamos a pensar  primero en nuestra hija la relación entre todos los miembros de esta familia mejoró. No hicimos nada raro, hicimos lo mismo que la mamá y el papá de la protagonista de los cuentos “Carlota es feliz”: poner a nuestra hija como referencia en todas nuestras decisiones. 

Así que, ella, como Carlota, es feliz. Tiene mucha gente que la quiere. Tiene una madre y un padre que entendieron que lo más importante del mundo para nosotros era su bienestar, su desarrollo y su educación y trabajan para ello.

Los divorcios forman parte de nuestra sociedad. Son la solución a una relación de pareja insatisfactoria. Y son, también, un paso difícil que merece mucho apoyo y atención.

¿Quién es Guillermo Caballero?

Alicantino y mediano de tres hermanos. A mis 42 años sigo queriendo descubrir y aprender cosas nuevas a través de los libros, el cine, los viajes y de las personas que voy conociendo cada día.

Dibujando, desde pequeño, mundos que sólo existían en mi imaginación, seguramente como forma de protesta silenciosa ante situaciones y hechos que consideraba injustos. El dibujo ha sido a ratos refugio y a ratos vehículo de transmisión de ideas, así como el reflejo de cómo soy.

Emprendedor y activo con todo aquello que pueda sumar valor a mi vida y a la de los que me rodean, apasionado de los cuentos ilustrados e impaciente, dedico todo mi tiempo libre a Carlota, proyecto que surge tras un proceso de separación en el que la mayor preocupación fue buscar la forma de explicar nuestra hija una nueva situación familiar.

Carlota, como proyecto, nació en 2009 con el deseo de ayudar, no solo a los padres, sino también a los más pequeños.

A ratos revolucionario, inconformista y probablemente en desacuerdo con cualquiera que desee acomodarse en esta vida sin la necesidad de querer cambiar el mundo. Me gusta creer que es posible…

Mi mayor tesoro: mi hija.

Compagino la labor de arquitecto técnico con la de la ilustración en mi editorial de cuentos infantiles (Editorial Caballera). Autor y editor de los cuentos de “Carlota es feliz”.

Perito judicial por descarte, dibujante por afición y editor de corazón.

Puedes seguirlo y adquirir los cuentos en su web:  http://carlotaesfeliz.com/